Había decidido ir a Surquillo a comprar algunos de los materiales faltantes para mis clases de costura y al final de cuentas me di con la sorpresa que aún me falta uno por lo que sin tanto barullo pretendo comprar al fin en Gamarra la semana que viene.
Fuí entonces al mercado #1 de Surquillo a comprar un par de cajas pequeñas para algunas cosas que pretendo guardar mientras tanto y de paso aproveché el momento para cruzar a Miraflores a comprar unos ricos cachitos de mantequilla.
Luego me dirigí con rumbo a la primera cuadra de la Av. Larco visualizando todo a mi alrededor y así poco a poco crucé la pista hacia el parque Kennedy pues me llamaron la atención unos cuadros y quería saber en qué motivo se inspiraron los pintores.
Unos me gustaron más que otros y confieso que no me llaman mucho la atención las famosas chismosas o los dibujos con un solo color o así tuviera varios tampoco, los que me cautivan son los que tienen colores en degradé, los que crean un impacto no solo por el color sino por la profundidad de la escena, del entorno, del significado particular que quiso plasmar el pintor y entonces me encontré con esta belleza.
Yo sé que se ven olas pero conversando con el señor en cuestión le dije que lejos de ello la situación que están viviendo los que forman parte de la historia de ese mar embravecido fué lo que me atrapó en ese instante.
El vendedor en cuestión había plasmado algo muy interesante: su propia vida y la de su familia frente a la situación actual y como la lucha en conjunto es crucial para sobrevivir a pesar de los golpes como maretazos que se presentan en su vida y como con valentía y decisión (he ahí el detalle de la profundidad del color de aquella embarcación) siguen luchando con optimismo tal y como dice ese dicho: "Después de la tormenta siempre llega la calma" aunque lo plasmado aquí no es precisamente una tormenta sino más bien unas olas un tanto feroces que quieren tragarse a aquella tripulación aparentemente desvalida y frágil pero con la fortuna de contar con buenos marineros dispuestos a enfrentar aquellos maretazos tipo manotazos con valor y destreza.
Le pregunté cuál es el precio de su obra de arte y me dijo que 600 soles.
Me gustó, me gustó muchísimo y aproveché la oportunidad para tomarle una foto y la verdad si tuviera un dpto. propio sin duda lo hubiese comprado.
Es interesante que parte de este escrito lo hice encontrándome en el microbús rumbo a casa.
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