Ayer me llamaron de Hiraoka para ver si estaba de acuerdo con el monto que me cobrarían por arreglar mi máquina de coser y al ir me dijeron que más o menos estaría listo para dentro de 7 a 10 días útiles.
Hacía frío pero mis ganas de pasear un rato por el lugar me llevaron hasta esta tienda en donde ya en una ocasión anterior había visto este lindo par de aretes.
Son tan hermosos que no pude evitar tomarle una foto pero deben de costar bastante caro pues es una joyería de la Av. La Paz en dónde también venden piezas de la marca Rolex.
Escribir esto me hizo recordar la vez que paseando con mi hermano por una de las calles, al entrar en una galería en una de las tantas tiendas, un señor al ver que tenía interés por una de las joyas me preguntó sin titubear si deseaba trabajar para él.
Un poco extrañada por la situación del momento no supe que decir y me pareció un poco raro incluso por lo que mi hermano se adelantó en responder:
-¡No señor, muchas gracias, ella ya tiene un trabajo!
A mí hermano no le gustó que aquel hombre me propusiese trabajo de esa manera si nunca antes me había visto e incluso era la primera vez que entrábamos en aquella galería.
Después ya en la calle me explicó porque le había respondido así y le agradecí su protección.
¡Te extraño hermanito! y anhelo el día en que te pueda volver a ver.
Por eso, contemplar esta hermosa joya me hace evocar tu cercanía y protección, ya que tú cariño fué tan valioso como una joya de incalculable valor.
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