Johnny Farrell (Glenn Ford) es un jugador quien en un momento desafortunado es asaltado y salvado por el que se convertirá en su jefe y así pasando el tiempo y poco a poco se granjeará su confianza convirtiéndolo en su mano derecha.
Pasado un tiempo su jefe le tiene una inesperada sorpresa a Farrell quien al enterarse de que se acaba de casar con su ex-amante Gilda (Rita Hayworth) no reparará en hacer todo lo que esté a su alcance para mantener la distancia de ella maltratándola y haciéndole saber que la odia con todas sus fuerzas.
El esposo al enterarse de que ambos se conocen de pronto un día desaparece y... ta, ta ta, taaaan...!
La verdad hacía tiempo que quería ver esta película y me gustó mucho, pues esa relación de amor-odio aunque en la vida real no me cuadra al menos en la película si resulta, hasta me pareció chistoso.
Gilda interpretado magistralmente por Rita Hayworth es exactamente ese tipo de mujer femme fatale que de pronto crea incendios por dónde camina.
Acostumbrada a ser el blanco de los caballeros Gilda luce cada pieza de vestir de una manera bastante sexy a la vez que la coquetería le sienta de maravillas.
Las escenas que me gustaron más fué cuando Farrell la empuja mientras baila y también cuando de pronto él la cachetea.
Otra de las icónicas escenas que me gustó mucho fué aquel baile que ella hace y poco a poco se quita su largo guante mientras canta y baila.
Al final me encantó que se quedaran juntos y la verdad yo creí que el esposo mataría a uno de los 2 pero no llegó a hacerlo.
Confieso que no me gustan las películas en donde las parejas no se quedan juntas o uno de ellos se muere o los matan, me parece tan terrible que ya no parece una historia de amor sino un thriller.
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