6:00 am: Sonó la alarma de mi celular y abriendo un ojo me desperecé y en un minuto estuve fuera de mi cama.
Ya había dejado todo listo para la mañana de hoy pues me tocó el turno para la dichosa vacuna tan esperada.
6:45 am: Salí de la casa con rumbo a caminos del inca y tomé la línea 70 que en 3 minutos me dejó en una calle que no recuerdo el nombre.
Con la ayuda del Google maps pude ubicar la I.E.F.A.P. Manuel Polo Jiménez y eso me permitió estar más pronto en el lugar de vacunación.
De la puerta de entrada había una cola de 4 cuadras y aunque parecía que con tanta gente no se avanzaría, me llevé un chasco al notar que era todo lo contrario.
Un brillo solar hizo su aparición justo al frente de la puerta del local de vacunación pero unas nubes grises no permitieron al sol salir del todo.
Hacía un frío helado que congelada mis dedos y añoré una rica taza de chocolate caliente, además de añorar mis abrigadores guantes.
La cola avanzaba rápido por lo que una vez dentro del recinto me di cuenta que había una buena organización por parte del equipo del Minsa quienes cumplían su misión de mantener informado al público y se mostraba presto ante cualquier duda que se suscitara entre los concurrentes.
En la puerta, justo después de ingresar nos dieron a todos un formato de consentimiento informado que después de leerlo tendríamos que firmar.
Una vez dentro una Sra. nos dió indicaciones de como mantendríamos el orden mientras esperábamos nuestro turno así como seguir las instrucciones que se nos siguieran dando más adelante.
Al igual que en EsSalud el personal del Minsa también puso música al estilo cumbia e incluso algunos temas romanticones de esos que son para gente cortavenas.
El frío era más crudo allí dentro y me seguía lamentando de no tener mis ricos guantes negros de lana.
Habrán pasado 15 minutos y me tocó el turno de recibir la bendita vacuna y así sin más ni más me dieron un pequeño pinchazo en el hombro izquierdo, luego me entregaron un pequeño cartoncito con mi nombre, n° de DNI, la fecha que fuí vacunada y la fecha posterior a ella.
Al final pasé con un pequeño grupo en donde tuve que esperar 15 minutos para ver si tenía alguna reacción adversa frente a la vacuna pero, no ocurrió nada, pues no sentí nada y finalmente después de oír mi alarma culminado el tiempo establecido me retiré.
Ya había dicho en una anterior oportunidad que esperaba un pequeño manjar y aunque no me lo dieron dentro pasé por una pequeña tienda que ya había visto en la red y sólo atiné a comprar está dulzura para mitigar de algún modo toda esta etapa en dónde sin duda el Covid19 pasará rápidamente a los libros de historia universal convirtiendo a la vacuna en el único y real héroe de esta historia y en mi caso particular a la bendita Pfizer.
Comentários