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  • Foto del escritorpayslusa

La vida es un carnaval

Actualizado: 14 mar 2021


Rita es una chica bastante sencilla y cariñosa, Angélica en cambio es más práctica, acostumbrada a decir lo primero que se le ocurre.

Por aquel entonces corría el mes de febrero donde los carnavales estaban en todo su apogeo y donde no importaba quien sufriera las consecuencias de un buen baño.

Angélica nos invitó a su casa muy gentilmente, se suponía que la pasaríamos genial y sí, así fué.

Domingo 9:00 am nos encontramos con Rita en el cine el Pacífico y nos dirigimos hacia la casa de Angélica muy divertidas.

Yo tenía una ropa de baño color naranja dentro de mi polo rosado bebé y mis jeans, sumado a eso mi coleta me permitía hacer todo tipo de movimientos.

En una paralela a la Av. del ejército había un portón de madera de color beige y toqué.

Fué extraño, parecía que dentro no había nadie.

-¿Nos abremos equivocado?- me decía dudosa Rita.

-¡Pues no lo sé y ésta es la dirección!- dije mirando el papel donde lo había anotado.

Hacia muchísimo calor y tenía sed, bueno, teníamos mucha sed.

Caminé pasando por varias casas hasta llegar a una bodega en la esquina y Rita me miraba iracunda pues a lo mejor sí me había equivocado al anotar la dirección.

Volví a aquella puerta de madera y toqué más fuerte por lo que ante aquel impacto sentí que la puerta se movió.

Empujé y estaba abierto y entré.

Rita me seguía dudosa y yo elevé la voz.

-¡¿Angélica?!- grité.

Una puerta a mi izquierda se abrió.

-¿Chicas, por qué se demoraron tanto? ¡Las estaba esperando!

Nos hizo pasar y no me dió cabida a las explicaciones.

Dentro de aquella casa había una sala con una mesa grande y un dibujo arquitectónico.

-¿Y esto?-pregunté

-¡Es de mi Papá!

-¡Está muy bien hecho, me encanta!-

-¡Entonces vámonos! porque yo ya quiero meterme al agua y todavía nos queda un trecho para llegar a la playa.

Las 3 nos reíamos mientras conversábamos rumbo a la rica playita.

-¿Es una playa de piedras?-expresé sin más.

-Si miren, por aquí nos podemos acomodar.

Mientras sacaba mi toalla noté que unos cangrejitos salían de entre las piedras.

Eché a reír mientras veía aquellos bebés.

A diferencia de nosotras Angélica se había puesto un bikini con bobitos.

-¿Vas a estar solo con eso Angélica? ¿mejor no te hubieses puesto nada?-expresé.

Si, su bikini producía tortícolis en los hombres y los chicos, ya que aparte de parecer una prenda de Eva, Angélica tenía un cuerpo envidiable.

Ella sabía muy bien lo que estaba logrando al mostrar sus curvas, pero igual le importaba un pepino.

-Saben, yo me voy a dar un chapuzón, mi hermano ya está en el agua.

¿Cómo que su hermano? pensé.

Ni siquiera nos lo había presentado y ya la estaba esperando para nadar.

-¿Patty me voy a remojar un ratito ya?- me dijo Rita acercándose a la orilla.

Veía desde allí a Angélica y a su hermano nadando sin detenerse, parecían unos peces

A lo lejos pude distinguir una boya y noté que Angélica se agarró de él.

De pronto, su hermano se acercó a ella y le dijo algo. Habrán pasado un par de minutos y ambos volvieron juntos.

Ya en la orilla Angélica se sentó y se tocó la pierna.

-¡Me dió un calambre!, ¿Porque siempre que disfruto de nadar más lejos me da uno?

-Menos mal que tu hermano estaba cerca- le dije.

Con ese pequeño detalle del calambre Angélica solo estuvo en la orilla ya que le entró el temor de tener otro y después no poder salir del agua.

Estuvimos poco tiempo y a la 1:00 pm regresamos a su casa.

Una vez en ella la madre salió al encuentro de su hija.

-¿Que pasó?¡¿Tu hermano me contó que te dió un calambre?!

-¡Ay mamá, no fué nada! ¡Coco es un exagerado!

-¡Igual ya te he dicho que no nades tan lejos!

-Chicas, el baño está al frente, miren, detrás de aquella puerta está la ducha.-nos aclaró nuestra amiga.

Rita entró primero por lo que en un momento Angélica se me acercó y me dijo casi al oído:

-¡Voy a matar a mi hermano!

-¡No seas exagerada, tu mami se preocupa por ti, es todo amiga!

Ya en la ducha y con tanto calor el agua se sentía divina y no quería salir de allí y entonces escuché el sonido de frituras, por lo que supuse que el almuerzo sería un rico pescadito frito con arroz.

No me equivoqué pero también tenía papas sancochadas, la verdad lo más apropiado después de la playa y la deliciosa ducha.

Ya eran las 3:00 pm y ya habíamos descansado lo suficiente conversando un poco sobre nosotras y la amistad que teníamos con Angélica.

-¡Sra. todo estuvo muy rico, muchas gracias!- alcanzó a decir Rita.

-¡Muchas gracias por todo Sra. fué muy amable!-le expresé luego.

-¡Bien chicas, las acompañaré al paradero para que no se pierdan!-concluyó Angélica la conversación.

Solo caminamos una cuadra y la verdad a esa hora no había gente ¿Que había pasado?

Recordé que era domingo y también que era época de carnavales.

-¿Por aquí mojan?-pregunté

Angélica miraba a la izquierda y a la derecha lo que en conclusión me hacía pensar en que algo no andaba bien.

-¿Que pasa?-dije

-Me parece muy raro que no haya nadie.

-¿Ah, si? ¿Y porque lo dices?

-Porque la semana pasada había bastantes chicos por aquí mojando y jugando con pintura.

La verdad yo no veía a nadie y no entendía a que se refería y si había algunos chicos ¿donde estaban?

En la esquina había una bodega abierta y detrás de aquel mostrador había un hombre con los brazos encima del mismo y actitud de aburrimiento.

Entramos y Angélica nos dijo que nos mantengamos allí y que por ningún motivo salgamos.

-¡Lo sabía!- le oí decir a Angélica preocupada.

Volteé y un chico se dirigía en dirección a la bodega.

Él vestía una bermuda estampada y tenía el torso desnudo, el pobre no era nada agraciado y traía las manos escondidas tras él.

-¡No te acerques más, te advierto!- dijo toda valentona mi amiga acercándose a él.

El chico siguió acercándose fijando la mirada en ella y de un salto le cogió el cabello por un lado y sin piedad le restregó betún negro por toda la cara a mi amiga, por lo que ella empezó a gritar y le dió golpes con su puño femenino.

-¡Le voy a decir a mi Papá, vas a ver!-refunfuñaba Angélica, sin darse cuenta que se alejaba de nosotras rumbo a su casa.

A mí nunca me ha gustado eso de: "le voy a decir a tal", "te voy acusar" o algo que tenga que ver con qué un tercero me defienda.

El chico se alejó sonriente por aquella acción contra mi amiga, me imagino que creyendo que le había hecho un bien a alguien.

-¿Patty y ahora que vamos a hacer?-preguntó Rita.

-Pues, no sé.

Me preguntaba a mi misma de donde había salido aquel chico por lo que creí que algo parecido sucedería pronto.

No me había equivocado pues un chico se comenzó a acercar a la bodega en donde estábamos.

Éste era muy diferente al anterior en cuanto a fisonomia se refiere pues aquel chico en cuestión tenía buena pinta y al igual que el anterior tenía el torso desnudo y bermuda.

Rita se colocó al lado del bodeguero por lo que creí que el chico se acercaría a ella pero me equivoqué cuando él clavó su mirada en mi y entonces me di cuenta que yo sería la siguiente pintarrajeada.

Yo no intenté evadir la mirada y se acercaba muy seguro y no podía ver la palma de sus manos.

A diferencia del otro chico éste no dió un salto ni me intentó sujetar por la coleta.

Yo no me moví ni un instante de mi lugar y lo esperé para ver su reacción y pensé que a lo mejor él creería que yo era una chica sumisa ¡Grave error!

Cuando estuvo a unos centímetros de mi, comenzó a levantar sus manos y una vez que sentí su calor corporal emitió un grito.

Cogí a Rita del brazo y corrí con ella hasta la casa de Angélica, una vez dentro, ella salía del baño después de darse un duchazo y quitarse el betún del cabello.

-¿Que pasó?

-¡Patty arañó al chico!-se apresuró en contar Rita.

-¡Bien hecho Patty eso es por las 2!

Todo había sido tan rápido que no dude en clavarle las uñas y dejarle un par de buenas marcas con tirón y todo como regalito de carnavales.

¿Si él no tenía compasión de mi porque iba a tenerla yo?

Esperamos hasta las 5:30 pm y Angélica había pedido un taxi por lo que nos tuvimos que despedir.

-¿Ay amiga, tú sí ah?- me dijo Angélica

-Bueno al menos esta experiencia no la olvidaré jamás y ese chico tampoco.-dije risueña.

Una vez dentro del taxi nos despedimos con la mano de Angélica y su mamá y a mí derecha por la ventana cerrada se acercó aquel chico lindo que quiso portarse muy mal conmigo, pero llevaba puesto un polo blanco ¿Cómo estaría su pecho?

Él al igual que en la bodega clavó nuevamente su mirada en mi, sólo que en aquel momento hice un gesto burlón con mis labios pues la que salió ganando sin duda fuí yo.

 

Ex

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