Es bien sabido que el fútbol es cosa de hombres y entonces me imagino a muchos hombres sentados en sillas en un bar con sus ricas chelas burbujeantes, acto seguido limpiándose la forma de bigote tipo Bolognesi en blanco espumoso.
Al nacer como hija primogénita mi papá me llevaba a muy tierna edad a los estadios, recuerdo la primera vez que estuvimos en uno junto a mi tío, y mucha gente alrededor (una que otra mujer) gritando lanzando silbidos, pifias, con chelas en lata, botellas, borrachos, hablando todo tipo de improperios y yo ahi pequeñita mirando asombrada a la gente con mis ojitos redondos brillantes preguntándome quizás que estaba pasando.
Cuando se ejecutaba un penal, un córner o un foul todos se levantaban gritando palabrotas que yo ni entendía pero al crecer supe que eran lisuras y demás.
Incluso en algún momento antes de comenzar el partido metieron a una cabra al gras y yo le pregunté a mi papá que era lo que hacía el animalito allí, me imagino que me causó ternura verlo pero a lo mejor después del partido lo harían un rico almuerzo para el día siguiente o no sé.
Sin querer aprendí que se debe gritar si o si en un partido, que uno se debe enojar con un árbitro injusto pues si, que los fouls solo están permitidos hacia el equipo contrario también y que las tarjetas rojas no deberían existir pues claro, pero para el otro equipo debería llegar todo tipo de maldiciones totalmente si.
Claro que así no debería de ser pero una vez que uno se pone imaginariamente una camiseta, la de cualquier equipo, esto ocurre de manera natural frente al televisor o en vivo y en directo.
Persignarse se ve seguido en los estadios, si, se ruega a diosito porque se gane el partido de nuestra preferencia pero cuando se trata del hambre a nivel mundial pues que penita pero para ellos no hay tiempo.
Si desde pequeñita se te inculca algo, al menos en mi caso particular es difícil poder imaginarme sin ver los partidos del mundial los cuales sin duda son mis favoritos.
Si el equipo de tu país está dentro del cuadro de clasificación al mundial te vuelves un jugador y sin querer gritas cuando ves a un jugador corriendo con la pelota y le dices por dónde debe de ir y en dónde debe de patear, es alucinante la pasión y la adrenalina que es ese momento se destila y eso solo lo sabemos quiénes vivimos la pasión del fútbol.
Aunque no niego que si el equipo de tu país no está dentro optas por elegir uno de tu agrado y te vuelves parte de él.
Me imagino que la sed de competir logre tanto barullo y por ende las calles se vean cubiertas incluso de gente que alaba literalmente a su equipo, por eso se dice que el fútbol es por excelencia: "El deporte que desata pasiones" y sí que lo hace.
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