2:45 pm en el paradero en Caminos del Inca esperaba muerta de frío el bus y vaya que se demoró el bendito (o maldito) y encima de todo por aquella bendita avenida se les ha ocurrido a los de la municipalidad (imagino) arreglar (por decir de algún modo) la pista.
Renegar no valía de nada pues mi hígado a estas alturas ya no tendría resistencia y así prácticamente a las 3 de la tarde tomé la línea 24.
De camino por la Av. Aviación me di cuenta que en la puerta había un sticker rojo con un coronavirus riéndose (aquí en Lima la gente no pierde el tiempo creando tonterías, inventando nuevos héroes o antihéroes, ¡ja! no me sorprendería que pronto Marvel saque un cómic al respecto)
Si, resulta que ahora la china, o sea los 0.50 centavos o céntimos ya no valen para tomar el bus, es decir, o simplemente caminas porque igual el chófer te va decir que no atraca o naca la pirinaca de que subas, porque él no manya que tan cerca esté a dónde quieras ir.
Yo me decía: ¿Y ahora? ¿Cómo registro esto?
La puerta estaba cerrada y no podía visualizar bien a aquel sticker para hacerle una buena toma y entonces decidí levantarme en el cruce de San Borja Norte con mi dispositivo en mano y la cámara encendida por lo que una vez abierta la puerta le hiciera la toma y salió esto.
La verdad no me he dado cuenta si en otros buses hay este tipo de propaganda pero debe ser que si.
Irma me esperaba en el mercado de la Av. Aviación pues necesitaba urgente sus servicios de costura ya que aún yo no he entrado en el punto de hacer blusas en el taller.
Emocionadas por vernos después de 2 años le conté sobre mi emprendimiento del cual solo faltan algunos detalles y la blusa que le estoy mandando a hacer cumplirá una función muy importante en esta hermosa faceta de mi vida y como ya le expliqué estoy segura de que le saldrá fabuloso como siempre lo ha hecho.
Me preguntó de todo con respecto a mi novedad y sinceramente no sé si me habrá tomado bien las medidas de la blusa y que menos mal dentro de unos días me hará una prueba para chequear si todo está conforme y ver por allí algún arreglito que se tenga que hacer en el momento.
El frío se me fué de tanta emoción por el reencuentro y estoy segura que para la prueba final, mi reflejo en el espejo con la blusa puesta le dará a mi imaginación el toque añadido por excelencia.
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