Eran las 4 pm aprox. y yo intentaba cerrar la puerta de metal que da hacía la calle pero de manera extraña la puerta se atascó y no podía cerrarla del todo, es entonces que me doy cuenta que al otro lado un perrito salchicha con ojos tiernos me mira por ese pequeño espacio que ha quedado libre entre la puerta y la calle.
Juro que parecía que me decía con sus lindos ojitos de súplica: ¡Quiero entrar!¡Necesito cariño!¡Adóptame¡¡Prometo portarme bien y no comeré papel, no morderé nada de tu casa, seré cariñoso y amigable, no ensuciaré tu casa, pero sobretodo te seré fiel!
Cuántas cosas se pueden decir con una simple mirada perruna, pero al fin y al cabo cualquier mirada llena de ternura y más si se trata de un animalito desarma a cualquiera, incluso a mí.
No sé en qué momento de este lapsus reflexivo aquel can pasa aquel pequeño espacio y se mete entre mis piernas acurrucándose en ellas pues resulta que yo lo había estado observando en cunclillas.
Yo no tenía alma para decirle que se fuera o que no lo cuidaría o que no estaba dispuesta a ser su mami pero no lo separé de mi, lo que en definitiva significaba que estaba aceptando su estancia en la casa.
Fué extraño porque no se de dónde salieron 2 gatos pequeños blancos con manchas grisáceas que jugueteaban detrás de una silla, luego ví a un patito bebé con manchitas estilo marmoleado corriendo rápido rumbo al garage.
Una paloma castilla se encontraba al lado de una gallina blanca al lado de un pollo adulto y luego de aquello comprendí que el garage se había convertido en una especie de corral.
No estaba segura si aquella situación momentánea sería del agrado de mi tía y al pasar al lado de mi tío noté que estaba muy asustado preguntándose qué haríamos con todos aquellos animalitos.
Fuí rumbo a la sala y cuando mi tía salía de su habitación le pregunté:
-Tía, ¿que haremos con tantos animalitos? ¿porque creo que ellos han pensado que esta casa es una especie de arca de Noé?
Mi tía se rió y justo antes de responderme desperté...
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