HabÃa estado pensando justamente en este tipo de detalles y ¡Plum! me ocurrió hoy.
Aunque el calor estaba excesivamente infernal y no habÃa mucha gente una Sra. relativamente joven con su pequeño de 5 años veÃan através del cristal un pequeño retablo de unos 5 Cms. Aproximadamente.
Mientras ella le explicaba al niño en portugués lo que contenÃa aquella pequeña cajita yo aproveché para mostrárselo.
Es bajo aquella sorpresiva circunstancia que a modo de comentario me dice que desea algunos pequeños detalles para su familia en Brasil.
Le empecé a mostrar varios artÃculos en miniatura y luego le di ciertas opciones como aretes, anillos y dijes.
TodavÃa no era la 1 de la tarde por lo que no me preocupé por el almuerzo aunque minutos antes la Sra. que me da ese servicio ya me lo habÃa dejado.
Pacientemente la joven cliente al lado de su esposo quien curiosamente morÃa de calor se sentó en una banca que yo tengo dentro de la tienda y como tenÃa el ventilador prendido lo voltee para el lado de él para que pudiese sentirse más fresco.
Mientras la joven veÃa cada pieza le iba mostrando otras opciones dándole la confianza para que se los probara y asà también se pueda sentir cómoda y segura de hacer una buena elección.
¿Cuánto me compró aquella Sra.?
Pues nada más y nada menos que 735 soles en las casi 2 horas que me tomé en darle lo que más fuera de su gusto.
Al final me dieron de propina 15 soles y yo me sorprendà aún más pues desde hace casi 2 años atrás que no disfrutaba de esa sensación de recibir un pequeño regalo de personas que no conozco y que evidentemente lo hicieron por el buen servicio que les dÃ.
Les agradecà enormemente el gesto y de pura alegrÃa le invité una baby Inca kola heladita al Sr. Vigilante que es tan gentil conmigo también todas las mañanas.
No hay nada que hacer, un obsequio siempre será bienvenido.
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