Desde pequeña he sentido una fascinación devota por los volcanes, pero ¿porque?
Retrocediendo en el tiempo me encuentro sentada en un cómodo sillón color marrón y frente a mis ojos un enorme estante de libros con temas diversos.
-¡Patty ven a ver Candy conmigo!- me dice de pronto Rocío.
Sin mirarla observo la gran cantidad de temas que tiene aquel santuario llena de libros e incluso revistas y le digo:
-No, yo me quedo aquí, además Candy no me gusta ¿puedo coger un libro o una revista?
-¡Pero te vas a quedar sola aquí!-
Sin voltear y cogiendo la revista National Geographic le digo:
-Quiero ver esto...
-Bueno, voy a terminar de ver la serie y salgo ¿ya?-
Sentada cómodamente en aquel sillón miraba estupefacta las fotos que contenía aquella hermosa revista.
De pronto entre sus páginas veía algo sorprendente y espectacular: la erupción de un volcán.
Mi apreciación personal dentro de mis tiernos años era la de alguien muy enojado a quien no le importaba el daño que pudiese hacer alrededor.
Si, para mí ver un volcán en plena actividad era comparada al temperamento humano, pero en el caso de un volcán la agresividad con la que reaccionaba superaba todo lo que pudiese imaginar.
Me fascinan los volcanes en erupción porque se parecen a mi, en mi temperamento, en mi carácter y aunque no destruyo lo que encuentro a mi paso, al menos sé que dejo alguna huella por ello.
Quizás se aprecie más un volcán en erupción de noche que de día pero eso no significa que sea menos bello.
¿Puede haber belleza en un volcán?
¡Oh, pero por supuesto!
Eso sí, cuando está tranquilo un volcán parece una doncella con la cabeza baja, tranquila, sumisa, sin una pizca que denote agresividad.
Me encanta cuando demuestra fiereza, agresividad, porque todo la colma, le molesta o le fastidia o porque quiere llamar estruendosamente la atención.
Es interesante describir sinceramente mi propio concepto a la actitud de un volcán.
En realidad desde mi óptica todo se vé diferente, absolutamente TODO.
En líneas generales los volcanes inspiran temor pero a mí me encantan, ya que son lo más cercano al temperamento divino y sí, soy de las personas que aunque no puede ver a Dios, se da cuenta que existe y reacciona cuando la naturaleza se manifiesta de diversas maneras.
Por eso, me doy cuenta que aunque tenga un carácter fuerte debo saber dominarlo, pues sólo yo puedo hacerlo, caso contrario sería contraproducente y podría causar un terrible daño.
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